Nuevos ricos del Sudeste Asiático estimulan el tráfico ilegal de animales
Colaboración enviada por Iraima Rivera, tomado de El Mundo.com.ve
Han tratado de sacar de Bangkok 340 tortugas. / EFE |
"Hace unos años el contrabando de animales estaba dirigido hacia clientes de Europa y Oriente Medio. No obstante, cada vez son más los tailandeses y otros asiáticos los que compran especies protegidas", indica a Efe Jirayu Chardcharoen, agente del Departamento de Protección de Parques Naturales, Vida Salvaje y Conservación.
Durante un paseo por la zona norte de este abasto se pueden encontrar sin dificultad casi toda clase de aves y reptiles, "los animales protegidos con los que más se comercia por su facilidad en el transporte", según apunta el funcionario de este departamento que se supone vela por la conservación de la fauna.
No obstante, también se pueden ver confinados en pequeñas jaulas mamíferos como el suricato -animal que procede del sur de África y que se hizo famoso por ser uno de los protagonistas de la película de Disney "El rey león" con el nombre de Timón-, además de macacos de las selvas asiáticas, algún osezno y pangolines.
Este incesante comercio ilegal resulta, según las autoridades, difícil de frenar, debido a la levedad de las penas que la ley tailandesa contempla para las personas que poseen o trafican con animales exóticos o en peligro de extinción.
"El Gobierno debería endurecer la legislación contra aquellas personas que comercien de manera ilegal con animales o posean especies protegidas sin los permisos necesarios", apunta el oficial.
Según este agente, la Policía efectúa registros casi todas las semanas en este mercado del norte de la capital y a menudo se incauta de decenas de animales protegidos, aunque pocas veces efectúa detenciones.
"Nos limitamos a imponer multas a los dueños de los puestos en los que se venden los animales sin documentación en regla y a trasladarlos a un centro de cuidado que los volverá a poner en libertad", se queja el agente de la brigada de protección animal.
El pasado mes de marzo, la policía tailandesa se incautó de más de 200 animales, incluidos canguros, tigres, leones albinos y orangutanes, durante una redada llevada a cabo en una mansión de la provincia de Saraburi, situada en la región central de Tailandia.
El dueño de la mansión, Yutthasak Sutthinon, y otras dos personas fueron detenidas y puestas después libertad tras ser acusadas de estar en posesión de animales protegidos sin tener los permisos, un delito para el que la ley establece una pena máxima de cuatro años de prisión.
"Algunos millonarios utilizan sus mansiones como zoológicos para impresionar a sus clientes a la hora de hacer negocios", apunta el oficial tailandés.
Tailandia, en particular Bangkok, es a nivel mundial uno de los mayores centros de tráfico de animales en peligro de extinción, en parte por la admitida corrupción y por su situación geográfica, vecina de Laos, Birmania, y Camboya, país de los que provienen.
Según el último informe del Fondo Mundial para la Naturaleza, el tráfico ilegal de animales mueve en todo el mundo unos 19.000 millones de dólares (más de 14.000 millones de euros), cantidad que lo convierte en el cuarto comercio ilegal que más dinero genera después del narcotráfico, la falsificación y el tráfico de personas.
A principios de diciembre, dos operaciones policiales en el aeropuerto internacional de Bangkok se saldaron con la detención de dos traficantes de animales que pretendían sacar del país unas 340 tortugas y 65 reptiles protegidos.
Cada año, se realizan inspecciones en el aeropuerto capitalino con un promedio de medio centenar de hallazgos de animales vivos o muertos ocultos en equipajes de particulares o entre la carga.
EFE
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