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domingo, 30 de diciembre de 2012

Ganaderos proponen declarar Ávila “libre de lobos” y piden su aniquilamiento

“O el lobo o el ganadero”, esgrimen, tras calcular que los ataques han provocado este año la muerte de un centenar de animales.

Artículo de César-Javier Palacios, tomado de La Crónica Verde


Hay noticias tan amargas como la hiel. Tan tristes como una despedida, la del sentido común que, sin duda, les falta a los representantes de las organizaciones agrarias abulenses UPA-COAG. Unos señores que en estos días de poderosa luna llena invernal han enviado mociones a 22 ayuntamientos de la provincia de Ávila para que declaren sus términos municipales como terreno “libre de lobos”. Ajenos a que Europa prohíbe cazar a este cánido al sur del río Duero.

“En Ávila no pueden convivir los lobos con la ganadería extensiva”, ha dicho sin rubor Jesús González Veneros, secretario de Ganadería de UPA, tal y como recoge Avilared.com González Veneros aludió en una rueda de prensa al “derecho a vivir de las vacas y ovejas, que a veces quedan malheridas y hay que llamar al veterinario para que las mate porque están agonizando”.

“O el lobo o el ganadero”, esgrimen, tras calcular que los ataques han provocado este año la muerte de un centenar de animales.

La alcaldesa de Navalmoral de la Sierra, Gloria García, ya ha expresado su apoyo a dicha medida. “Está muy bien proteger al lobo, pero también hay que defender a la población rural”, señaló la regidora, quien confesó su preocupación por la despoblación que puede provocar esta situación.

Provoca sonrojo que la terrible crisis de la ganadería la paguen los lobos y nadie haga responsable de ella a la especulación de los piensos y de la leche, a la importación de productos baratos de terceros países, a la caída del consumo, al envejecimiento de la población rural, a la falta de pastores. Da vergüenza acusar al lobo de todo lo malo y olvidarse de exigir a la Junta de Castilla y León medidas compensatorias por mantener a esa joya de la naturaleza, además del pago rápido y ventajoso de los daños provocados por una valiosa especie protegida. Y da además lástima que después de tantos años de educación ambiental, de tantas subvenciones, de tantos programas de revalorización del mundo rural, vuelvan los argumentos del tiro y el veneno, de la erradicación. Pena porque quizá acabarán con los lobos, pero sin ellos sus explotaciones no mejorarán. Y yo desde luego, puestos a elegir a quién comprar la carne, lo tengo muy claro. A esos lobicidas ni 100 gramos.

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