“Estudiar
la fauna de estas cuevas permite ampliar el conocimiento de la
biodiversidad. En el caso de las tres nuevas especies de colémbolos que
hemos encontrado en Teruel
Enviado por: Ecoticias.com
“Estudiar la fauna de estas cuevas permite ampliar el conocimiento de la biodiversidad. En el caso de las tres nuevas especies de colémbolos que hemos encontrado en Teruel, son organismos que viven aislados del exterior desde hace miles de años. Al tener ‘parientes’ en superficie funcionan como reliquias del pasado que han sobrevivido a los cambios climáticos ocurridos en el exterior”, declara a SINC Enrique Baquero, que realizó el trabajo taxonómico junto con Rafael Jordana, ambos de la Universidad de Navarra.
Para estos científicos, es fundamental estudiar las adaptaciones al medio cavernícola de las nuevas especies animales que se encuentran en las cuevas. “Los colémbolos, como otros animales adaptados a las cuevas, necesitan una mayor sensibilidad química, ya que no pueden usar la vista en ausencia de luz”, explica Baquero.
Estos animales son artrópodos del grupo de los hexápodos (seis patas), grupo paralelo al de los insectos, del que se diferencian –por ser más primitivos– por la ausencia de alas, la estructura de la boca, la presencia de tubo ventral y frecuentemente por la presencia de “furca saltadora” (un apéndice impar del abdomen que les sirve para impulsarse lejos de cualquier peligro).
Un trabajo de campo en condiciones extremas
Las tres nuevas especies de colémbolos descritas en la investigación que publica la revista Zootaxa pertenecen a grupos muy distintos, separados filogenéticamente unos de otros. Se han denominado como Pygmarrhopalites maestrazgoensis,P. cantavetulae y Oncopodura fadriquei. Los investigadores también encontraron en las cuevas ejemplares de otras cinco especies ya descritas en otras cuevas próximas y otras más alejadas.
El hallazgo de los animales lo realizaron espeleólogos dirigidos por Floren Fadrique, de la Asociación Catalana de Bioespeleología, que entraron en las distintas cuevas, en condiciones muy duras de frío, humedad y falta de luz.
“Los animales se capturan poniendo trampas, que son pequeños botes con distintos líquidos, a las que acuden los animales en busca de alimento, quedando atrapados hasta que los espeleólogos vuelven a por ellos. El profesor Jordana y yo recibimos las muestras recogidas por los espeleólogos y realizamos la identificación de los ejemplares”, concluye el experto.
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