Los
investigadores han llamado a este periodo “vida en la estantería”, y el
hecho de que este sea tan largo se debe a varias razones.
Enviado por: ECOticias.com
Los investigadores han llamado a este periodo “vida en la estantería”, y el hecho de que este sea tan largo se debe a varias razones.
La principal, según explica a SINC uno de los autores, Benoît Fontaine, del Museo Nacional de Historia Natural de París, es que en ocasiones “se trata de especies raras de las que se obtiene un solo ejemplar, y los taxonomistas tienen que esperar a tener más especímenes antes de describir la especie”.
Fontaine señala además que para reducir la duración de las “vidas en la estantería” se requerirían avances metodológicos en la descripción de especies y haría falta formar a más taxonomistas”.
Extinción
Los largos períodos que estas especies pasan sin identificar también pueden provocar que la especie en cuestión se extinga antes de que la comunidad científica sepa de su existencia, y que la identificación sea posterior a la extinción. De ahí la necesidad de tomar conciencia “de la importancia de la taxonomía, es decir, la descripción de la biodiversidad desconocida”, señala Fontaine, que añade que es “un asunto urgente, ya que nos permite estudiar, conocer y disfrutar esa biodiversidad”.
El autor explica que las especies nuevas “casi nunca son reconocidas como tal al ser recogidas”, y compara el hecho de que a veces sean descritas una vez que se han extinguido con los astrónomos que estudian la luz de estrellas ya desaparecidas.
El trabajo se basó en una muestra de 600 especies descritas en el año 2007, y los datos revelaron que esas especies tenían un periodo medio de “vida en la estantería” de 20,7 años. Las plantas y los peces fueron los grupos en los que se observó un periodo más largo, por encima de los 30 años.
Víbora de Indonesia
La especie que aparece en el estudio con un mayor periodo de “vida en la estantería” es Tropidolaemus laticinctus, una víbora de Indonesia con una compleja historia taxonómica, cuya identificación se basó en cinco especímenes, uno de los cuales fue recogido en el año 1801.
Otros casos de largas “vidas en la estantería” son el de un murciélago descrito a partir de un individuo recogido en 1856 y donado a un museo de Filadelfia, un escarabajo de los Alpes italianos obtenido en 1912 o un ácaro descubierto entre las plumas de unas cacatúas recogidas en Papúa Nueva Guinea en 1900.
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