Fuente: http://blogs.larioja.com
Hay
perros que por falta de socialización primaria, un mal manejo de correa
o, en ocasiones, por el propio carácter del animal, tienden a ser más
ariscos o mostrar un carácter inadecuado con otros perros e, incluso con
personas. En esos momentos, los propietarios pueden sentir cierta
aprensión y evitar encuentros durante el paseo, para ahorrarse
disgustos. Mientras no exista un verdadero problema veterinario que
justifique la impulsividad o la agresividad, debemos centrarnos en
trabajar con nuestro perro, para que pueda disfrutar de la vida en
sociedad.
Conocer
el lenguaje corporal de los perros, es esencial para poder diferenciar
juego bruto con un acercamiento inadecuado. En los juegos, muchas veces
podemos ver un despliegue de gruñidos, topetazos, bocas abiertas y
dientes sin que lleguen realmente a tocarse o, en caso de hacerlo, no se
produzcan ningún daño. Es frecuente verlo en cachorros pero, cuando se
vuelven adultos, tendemos a cortar este tipo de comportamientos con lo
que, estamos negando a nuestro perro, la oportunidad de relacionarse con
otros perros.
Estigmatizando
de este modo al perro, es fácil que rápidamente le cuelguen las
etiquetas de “perro malo” o “agresivo” en el vecindario o en el parque y
que, tanto perros como propietarios, se alejen de él. De este modo
todavía tendrá menos oportunidades de poder relacionarse con otros
perros y aprender a comportarse.
Una
vez valorado el animal y, descartados problemas de agresividad graves,
la solución para los perros con problemas no es el aislamiento, sino una
mayor interacción supervisada.
Las
actividades lúdicas, los paseos de socialización, las salidas al campo o
las reuniones en el parque para los perros en general, incluidos los
tachados de “agresivos”, son una buena receta para que animales y dueños
puedan recuperar la confianza y disfrutar de una buena calidad de vida,
aprendiendo a manejar las situaciones de conflicto.
Si
nuestro perro es propenso a los enfrentamientos, es necesario reforzar
el vínculo propietario-animal y educarlo para lograr una excelente
respuesta a la llamada, de modo que podamos traerlo a nuestro lado, en
cuanto percibamos en nuestro animal, los primeros signos la actitud y
disposición de iniciar o no evitar un enfrentamiento.
También
es preciso revisar el lenguaje corporal del propietario frente al
acercamiento del perro a otros perros. Cada animal tiene un espacio
íntimo que se debe respetar. La forma más educada para aproximarse a
otros perros, es realizando un arco o semicírculo a distancia, e
interponiéndonos entre los dos animales, a modo de barrera.
Ante
la duda, lo mejor es contactar con un profesional que despeje todas las
dudas acerca del comportamiento canino y que nos ayude a trabajar para
cambiar la percepción que el perro tiene de los demás perros, hasta
llegar a asociarlos con algo bueno y positivo.
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